
Cuando estás tan lejos y tan cerca de lo que quieres, vives
en la ambivalencia del amar, porque por un lado es todo lo que te hunde, lo que
te detiene, lo que te lastima, lo que te hace sufrir, pero por el otro lado es
la esperanza, lo que te llega a motivar, lo que te mantiene vivo.
En todo proceso de conquista, sea de un amor o de un sueño o
de ambos, se requiere mucha paciencia y jamás perder el foco de lo que se
quiere en realidad y aun que muchas veces pareciera que el mundo conspira a
nuestro favor, otras tantas parece que cualquier cosa se puede aunar a otra
para detener tu conquista, en ese punto se llega a algo vital…
Si realmente quieres algo, ya no puedes ser tan cuidadoso,
cuando todo eso está esperando por ti, y no hay nada más liberador y generador
de confianza que el saber que tenemos algo seguro, sin embargo la vida es
caprichosa y te puede quitar lo que te dio, de golpe, si avisar.
Siempre se debe poner todo en la balanza, analizar los pros
y los contras de cada situación, pero hay veces que no hay que pensarle mucho,
la situación está cantada, es simplemente decidirse, y decidirse pronto antes
de que la decisión no sea únicamente nuestra, y muchas veces no hay forma de
equivocarse, cuando la verdad de lo que nos es mejor, es completamente
evidente, y en este caso en específico, lo es.
ANEXO CULTURAL:
Mullholand Drive, de David Lynch, muestra una faceta de la
conciencia en el cine, como esta puede presentarse de tal forma que nos vuelva
a contar la historia de una forma más coherente que la realidad y a la vez
siendo parte de la misma, muy recomendada.
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